Editorial

Avanzar en gobierno digital

  • T+
  • T-

Compartir

La pequeña nación báltica de Estonia es desde hace años un referente mundial en materia de gobernanza digital, logrando que un porcentaje cercano al 100% de los trámites que deben realizar sus ciudadanos ante el Estado se conduzca digitalmente. Desde luego, esto tiene enormes ganancias en eficiencia y efectividad, tanto públicas como privadas.

Pese a que Chile se ubicó penúltimo (32) en el Índice de Gobierno Digital 2023 de la OCDE (donde Estonia ocupó el 6° lugar), nuestro país también se ha embarcado en un esfuerzo sostenido por mejorar y expandir las capacidades de e-gobierno, con experiencias valiosas la Clave Única, ChileAtiende y la Ley de Transformación Digital, entre otras.

La colaboración con Estonia ofrece una vía interesante de avanzar en una área estratégica como la digitalización del Estado.

Hace sentido, por ende, sacar partido de ambas experiencias, y en ese contexto Chile firmó un convenio en enero pasado con la e-Governance Academy de Estonia para mejorar las competencias digitales de los funcionarios públicos. La visita esta semana a ese país de la subsecretaria de Hacienda -de cuya oficina depende Gobierno Digital tras el traspaso desde la Segpres este año- busca dar continuidad a ese esfuerzo, profundizando la colaboración en áreas como protección de datos personales, identidad digital, ciberseguridad, interoperabilidad y otras.

Lo anterior ofrece una vía interesante, sin duda no la única, de avanzar en una dimensión de importancia estratégica, cual es la digitalización del Estado en una era de acelerado cambio tecnológico (y social). Pero cabe señalar que no son pocos los ejemplos en el pasado en que la intención de aprovechar, incluso emular, experiencias internacionales, ha rendido pocos frutos, pese a reiterados viajes de autoridades y funcionarios chilenos al extranjero para esos fines.

Lo cierto es que la digitalización es sólo una faceta de la necesaria modernización del Estado, y ésta última empieza por profesionalizarlo y darle continuidad a sus políticas, con autonomía del gobierno de turno. Sólo así el objetivo de aprender de un ejemplo como el de Estonia, para luego aplicar lo aprendido en Chile -necesariamente un proceso de varios años-, se vuelve practicable.

Lo más leído